“El coliseo más grande de Bolivia”, es el rótulo con el que se vendió la imagen del Arena Guadalquivir, ubicado en el barrio del mismo nombre de la ciudad de Tarija, “la capital del baloncesto boliviano”.

Y sí, su infraestructura es imponente, y su capacidad abarca a más de 5 mil personas sentadas cómodas en sus respectivas butacas.

Un gigantesco marcador baja del techo en medio de la cancha, como en las mejores canchas de la NBA de Estados Unidos.

El presidente de la Asociación de Básquetbol Sudamericano, el brasileño Grego Bozikis, aseguró el día de la inauguración que este escenario cumple con todos los requerimientos para el desarrollo de campeonatos internacionales.

Y es que aquella noche del 23 de julio de 2016, todo estaba listo para una gala inolvidable, donde los mejores jugadores del baloncesto tarijeño y nacional hicieron una demostración con un show de clavados incluidos, ante el ¡Uh! ¡Uh! de los espectadores.

No quedaba mejor fecha para una inauguración de este tipo, el Día de la Amistad, todo quedó perfecto, el mismo vicepresidente, Álvaro García Linera, quien fue el encargado de cortar la cinta junto con el alcalde Rodrigo Paz Pereira, quedó encantado con el proyecto.

A ese contexto debe sumarse que en los primeros dos años de vida de la Liga Boliviana de Básquetbol (Libobasquet), creada el 2014, los representantes tarijeños La Salle y Vikingos, habían ganado tres de los cuatro torneos efectuados hasta esa fecha ¡Todos de fiesta!

“Hoy es un día especial, Bolivia entera se viste de gala y está de fiesta,  porque estamos entregando una de las obras deportivas más importantes de nuestro país”, declaró aquella noche  el vicepresidente con las guirnaldas de rosas pascuas colgando de su cuello.

El Gobierno Nacional invirtió Bs 14 millones en la infraestructura del coliseo, mientras  la Alcaldía de Tarija dio una contraparte de Bs 10 millones en el equipamiento.

La fiesta acabó cerca de la medianoche y al día siguiente aparecieron los primeros problemas, como si fuera una de las peores resacas después del festejo.

“No había nadie,  además que ninguna puerta tenía un candado”, cuenta como anécdota del día después, Juan Luis Coronado Deranja, uno de los propulsores de este proyecto.

Recuerda que ese día junto a los dirigentes de la Asociación Tarijeña de Baloncesto, fueron a comprar candados para cerrar las puertas, pues al interior había material recién entregado para el equipamiento que podía ser robado.

Y ahí empezaron las primeras dificultades. Primero por quién se haría cargo de la administración. Solo el costo de mantenimiento representa medio millón de bolivianos, un gasto del que ni la Alcaldía, ni la Gobernación, se querrían hacer responsables.

Finalmente, la Asociación Tarijeña de Baloncesto (ATB), pidió los activos para hacerse cargo de su administración, tomando en cuenta que este coliseo tiene la única función de usarse para el básquet.

La dirigencia cambió sus antiguas oficinas en el coliseo Luis Parra, para trasladarse hasta el Arena Guadalquivir. Por las necesidades existentes, la administración tuvo que tomar la determinación de contratar personal para la limpieza y el mantenimiento.

Este coliseo con capacidad para más de 5 mil personas, cuenta apenas con 7 trabajadores, todos de limpieza.

Volvemos al mes de julio, pero del 2019, es la previa del partido entre La Salle de Tarija y Pichincha de Potosí por la Libobasquet, largas filas de personas en los alrededores del coliseo. El parqueo municipal del barrio Guadalquivir, mal llamado el más grande de Bolivia, está colmado.

Todo hace entrever que será otra de esas mágicas noches de básquet que se acostumbran a ver en Tarija, como en los 80 o 90, cuando retumbaba el ¡Uh, uh, Unpayu! en las graderías del Luis Parra.

En realidad, el coliseo está colmado en un 80%, y en el ajetreo de las filas por las entradas, el partido ya había comenzado con la desconcentración de los locales como del mismo público. Pichincha le sacaba casi 20 puntos de ventaja en los primeros minutos al conjunto local.

Por lo menos, ese score marcaban los tableros de los costados, porque el gigantesco con similitudes a las arenas de la NBA, estaba apagado, como el público, hasta ese momento.

No todos los baños estaban habilitados, lo mismo sucedía con los reflectores, aunque los que se encontraban encendidos iluminaban lo suficiente para ver el partido. La falta de luz se notaba más en la zona de las tribunas.

La Salle fue recuperando y el público también se fue adentrando en el partido. Una pequeña mascota que se tropezaba intencionalmente al hacer su paso despertaba las risas de los presentes, animando a los espectadores para apoyar al conjunto local.

Pichincha  tenía una pequeña barra de residentes, cada uno de sus integrantes llevaba globos rojos,  aplaudiendo en cada incursión de sus ágiles jugadores, especialmente sus refuerzos norteamericanos que iban marcando la diferencia.

Conforme los espectadores se iban acomodando, el equipo local hacía lo mismo y empezaba a acortar la ventaja. Como si todos estarían conectados, La Salle inició en los siguientes cuartos la remontada, acortando con triples, dobles, pero especialmente con corazón.

El conjunto visitante empezó a sentir al público en contra, la presión hizo que fallaran los que no estaban fallando, Tarija después de un tiempo prolongado volvía a sentirse de local, y es que en el último semestre, los partidos estuvieron con el coliseo al 20% de su capacidad o a veces menos.

Esta vez, el público coreaba, aplaudía y claro, gritaba cuando tenía la pelota el equipo potosino.

El tiempo no alcanzó, el esfuerzo de los jugadores de La Salle estuvo cerca de hacer una gran remontada, pero al frente tenían un gran rival.

“¡No puede ser que un equipo potosino nos gane en básquet!”, decía un espectador que visitaba por primera vez el Arena Guadalquivir, quien acostumbraba a ir a las románticas veladas del baloncesto en el Luis Parra en otras épocas, cuando solo los representantes del eje central podían hacerle fuerza a los tarijeños.

Los rivales de otras regiones del país, eran solo un mero trámite en ese entonces, pero los tiempos cambian.

Tarija sigue entregando jugadores de primera, pero la realidad es que el presupuesto juega un rol casi determinante en las ligas profesionales. Equipos de Oruro, Sucre y Potosí, tienen refuerzos internacionales de jerarquía e incluso nacionales, lo que marca diferencia en la cancha.

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Debe sumarse también, que estos equipos juegan con coliseos llenos, lo que ayuda de sobremanera a conseguir resultados, y obviamente a mantener buenas plantillas por los ingresos en entradas como en auspiciadores.

Esa diferencia de a poco se la están sacando a Tarija, que dejó de llenar sus canchas para meter miedo al rival.

“El coliseo y el partido de buen nivel, nada que envidiar a uno de la liga de Argentina”, dice al concluir el encuentro Ramiro Acuña, un argentino que está de turismo por la ciudad de Tarija, que al enterarse de que había un partido de la liga de básquet, no dudó en comprar su entrada.

Pero…Ramiro, que practica el baloncesto, apuntó que sí notó una falencia con los tableros, y es que los mismos no mostraban el número de faltas ni otros detalles técnicos que son importantes, especialmente para los jugadores que se encuentran en la cancha.

En realidad, el coliseo tarijeño sí lo tiene, pero no todo el sistema estaba funcionando.

Acaba de terminar el partido. Los jugadores del equipo potosino celebran en medio de la cancha, sus seguidores se arriman al festejo, pero sorpresivamente, las luces se apagan. Una  voz dese los parlantes dice que el coliseo sería cerrado y debía ser inmediatamente desalojado.

El público con la amargura de la derrota, baja las graderías en medio de la oscuridad, algo insólito para una jornada de un partido de primera.

Algún seguidor de La Salle ante algunos silbidos de los espectadores, cuenta que en partidos anteriores tuvieron que usar hasta marcadores de cartulina. No…no fue broma, pasó en serio en uno de los partidos de la Libobasquet.

Las puertas se cierran, los tableros están apagados y la iluminación también, la fiesta al parecer, quedó atrás.

  • La Asociación de Básquet y su partido contra la burocracia

Van casi cuatro años de uso del coliseo Arena Guadalquivir y hasta ahora no existe documento que formalice su administración, menos el uso de los servicios básicos, especialmente la energía eléctrica que genera mayor gasto.

Al día siguiente de la inauguración del coliseo, ni la Alcaldía ni la Gobernación quisieron hacerse cargo de la administración, especialmente por el alto costo que representa.

La Asociación de Baloncesto de Tarija (ATB), determinó asumir la responsabilidad y trasladar sus oficinas a este lugar.

La ABT propuso a la Alcaldía de Tarija hacer un contrato de administración delegada, pero hasta la fecha no hubo respuesta. “Estamos dispuestos a firmar”, declaró el presidente de la asociación, Juan Luis Coronado Deranda.

El ingeniero antes de empezar la charla, recuerda los inicios de este sueño que fue la ejecución de un coliseo que sea únicamente para el baloncesto.

Antes de esta obra, era utilizado para los partidos oficiales de esta disciplina el coliseo Luis Parra que al mismo tiempo, servía  para el box, futsal, taekwondo, vóleibol, juegos plurinacionales y hasta manifestaciones, entre otros.

Alto como todo basquetbolista, Coronado, quien en otros tiempos fuera una de las glorias de Unpayu,  se sienta para hablar de lo que más le gusta: el básquet.

Conocido como “Churqui” por su entorno, el dirigente del baloncesto tarijeño se encuentra a la cabeza de la asociación y por ende, de la administración del Arena Guadalquivir.

Presidente de la Asociación Tarijeña de Baloncesto, Juan Luis Coronado.

Este coliseo, del que es uno de los propulsores, cuesta mantenerlo, tiene altos costos y pocos quisieron hacerse cargo del mismo.

La ATB determinó administrarlo, pero todavía no existe un documento que formalice aquello.

Sobre la administración, Coronado cuenta que todos los días surgen problemas, ya sea con las butacas, los baños u otros, pero que el hecho de que no esté  en manos de la institución pública, hace que los arreglos sean efectuados con mayor efectividad.

“Si se arruina una butaca, inmediatamente pagas el costo del arreglo de la misma, que está por los Bs 100 o Bs 200, dependiendo de la gravedad, en una institución pública, estaría meses en mal estado hasta que salga el trámite que autorice el uso de ese dinero”, explica.

El directivo refiere que ese es el motivo por el que se tiene el coliseo “limpio y presentable”. “Otros escenarios deportivos administrados por la Alcaldía u otras instancias públicas, puedes ver los pisos levantados, graderías rotas o canchas que se inundan, eso no pasa con el Guadalquivir”.

Haciendo un análisis, Coronado asegura que este modelo de administración ha sido “bastante exitoso”.

¿Qué pasa con los tableros y las luces?

No todos los tableros electrónicos y las luces de este escenario deportivo están prendidos durante los encuentros por la Liga Boliviana de Básquet (Libobasquet), según pudo constatarse.

Sobre el particular, Coronado explicó que el principal tablero que se encuentra en la parte central, está siendo revisado por especialistas, suponen por ahora que el problema tenga que ver con la baja intensidad de energía que llega para la gran cantidad que requiere un equipo de estas características, aunque todavía no tienen un pronóstico final.

Sobre los reflectores, pudo constatarse que solo cuatro funcionan, aunque los mismos tienen una potencia significativa y sí es posible ver claramente un partido, aunque fuera de los parámetros que exige la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA).

El dirigente explicó que los costos de iluminación son bastantea “altos”. Por una noche  oscilan los Bs 2 mil en iluminación. Este  sería el motivo por el que decidieron tomar prioridades, de acuerdo a las fases, campeonatos o partidos que se disputen.

El coliseo cuenta con 28 pantallas de 2 mil vatios cada una. El costo por unidad es de 2 mil dólares.  “Imagínate el costo que nos representa si se quema uno”.

Hubo partidos de la Libobasquet en Tarija en los que los marcadores fueron artesanales.

“Si se jugara la final de la Libobasquet o un partido internacional, prendemos todas las pantallas”, explica, ahí sí  estarían bajo la normativa FIBA.

Una de las medidas que tomaron recientemente, fue la habilitación de un sistema alternativo de iluminación con reflectores led, que cumplen también las especificaciones internacionales, pero que gasta menos energía.

Lo mismo ocurre con los baños, no todos son habilitados. De acuerdo a la cantidad de gente los habilitan por el fuerte gasto que representa.

La habilitación de cada sanitario, con capacidad para más de 20 personas cada uno, es un alto costo por la compra de papel higiénico, limpieza, jabón líquido entre otros.

Este coliseo es el único de Tarija que cuenta con  baños especiales para las personas con discapacidad.

Además de las 7 personas que se encargan de la limpieza, la ABT determinó contratar a un técnico que se encargue del manejo de los tableros electrónicos. Hasta ahora, 26 personas eran designadas por los clubes como oficiales de mesa para la administración de los equipos, pero se generaron una serie de denuncias de irregularidades.

Este fue el motivo para determinar que exista un único responsable del manejo de los tableros, quien tenga las capacidades técnicas requeridas. Para la administración lo ideal sería tener por lo menos un equipo de 12 personas que se encargue del mantenimiento de este centro deportivo, pero el presupuesto no es suficiente.

  • La deuda con Setar

Insólitamente, desde el día de la inauguración que fue el 23 de julio de 2016 hasta la fecha, no se pagó un solo centavo por el gasto de energía eléctrica, existiendo una fuerte deuda con Setar.

Servicios Eléctricos de Tarija (Setar), no especificó el monto, pero asegura que es un problema que debe solucionarse.

Para la inauguración del coliseo, la Alcaldía habilitó un antiguo transformador que tenía de la Posta Municipal que se encuentra contigua a este centro deportivo.

Al parecer, este transformador, no tiene las características técnicas necesarias para soportar las cargas de energía que requieren los equipos del coliseo. Esta podría ser una de las causas de fallas que tuvieron los tableros electrónicos.

La ATB consiguió un nuevo transformador que cumple con todas las características técnicas para abastecer a un “monstruo” de este tipo por las grandes cargas de energía que requiere, pero no todo es color de rosa.

“Existe la buena voluntad de Setar de habilitarlo –el nuevo transformador-, pero está el problema de la deuda”, acota el dirigente.

El inconveniente es que la Alcaldía no quiere hacerse cargo de la deuda por la energía eléctrica, aunque el transformador está registrado a su nombre, mientras que la asociación afirmó que tampoco respondería.

“No podemos pagar un servicio del que no tenemos contrato”, afirmó.

La dirigencia del baloncesto cuestiona que la Alcaldía tiene canchas poli funcionales en diferentes barrios de la ciudad que están “toda la noche” con las luces encendidas y para este escenario deportivo, que es una ventana del deporte de Tarija, no quiere aportar con el pago de la luz.

Desde la Alcaldía respondieron brevemente que no pueden hacerse cargo de los gastos que hace un ente privado, porque incluso pueden caer en un delito de tipo penal.

La situación llegó casi al extremo, cuando a horas de uno de los partidos de  play-off o eliminación directa de la Libobasquet, donde La Salle hacía de local, cortaron la luz.

El coliseo cuenta con cuatro camerinos, dos áreas de calentamiento, sala de conferencias, dos cabinas para transmisión, tres baños para varones, tres baños para mujeres, dos baños para personas con discapacidad, dos sectores de expendio de comida, un gimnasio, una sala administrativa,  gerencia, y dos depósitos.

Una serie de negociaciones, lograron restablecer el servicio a minutos del encuentro.

Esta situación entró en una encrucijada que pone en jaque el buen funcionamiento de esta obra que fue anhelada por los amantes del baloncesto.

¿De dónde salen los recursos de mantenimiento?

Si no existen recursos estatales, ¿cómo hace la Asociación Tarijeña de Baloncesto para mantener este coliseo,  si demanda alrededor de medio millón de bolivianos a lo largo del año?

A ojo de buen cubero, uno supone que los principales ingresos se dan por el alquiler de las canchas, o con el centro de alto rendimiento, pero la respuesta de Coronado es negativa, indicando que esos recursos son “mínimos”.

Por la Libobasquet, en los partidos de mayor cantidad de espectadores, la cuota que recibe la asociación no sobrepasa los Bs 2 mil, monto que no termina de cubrir el costo de la iluminación.

Los ingresos por el alquiler de las canchas cubrirían el 20%. El mayor ingreso es por el apoyo que reciben de dos empresas: La Cascada y Totto, que cubren casi el 80%.

  • Ley

Existe un proyecto de ley que fue remitido a la Asamblea Departamental para hacer el traspaso directo de los predios del coliseo Guadalquivir a favor de la ABT, de forma que se formalice su administración y de ahí, sea más factible para esta asociación buscar recursos para su mantenimiento, pero especialmente auto sostenimiento.

Fuente: VerdadConTinta